martes, 20 de noviembre de 2007

dragón

Todavía muevo los pies, nerviosa, como esperando poder sacar lo que se mueve adentro, como si el dragón dentro de mí estuviera incómodo y entonces revolcándose sobre mis nervios, golpea para poder salir, balanceando mis pies. Y con cada balance golpea, queriendo romper, agujerando. Y yo desde afuera, juro que el músculo lo va a detener, que nada va a dejar que sus uñas rasguen lo suficiente como para quebrar lo que años de vida lograron componer, ese desordenado conjunto de notas que con un poco de mal gusto y mucho miedo constituyen mi celda del dragón.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Una Mujer

Una mujer se acercó a un confesionario. Un sacerdote reaccionó "Hija, escucho tus pecados". Una mujer miró fijo. Una mujer no buscó perdón ni falsas excusas, no creo reproches ni lamentos mezquinos, no quiso liberar sus pecados. Una mujer mantuvo su mirada firme, sin distracciones, sin certeza de propósitos. La expresión aferraba equivocaciones que habían hecho crecer sus ojos, equivocaciones preciadas, jamás erróneas para sus ojos, herejes y miserables a los ojos de su confesor. Una mujer confesó ser persona. Un sacerdote encontró brujería para tapar la duda, para cubrir la posibilidad del otro, la posibilidad de libertad. Un sacerdote reaccionó "¡Hija te libero de tus pecados!". Una mujer sintió pena. Una mujer siguió su camino.