lunes, 9 de julio de 2007

no pretendan que lo que siga sea serio

Y si yo pensara diferente sería igual a todos.
Hay momentos en los que es difícil pensar en ser igual a todos, pero pensando sin embargo que más difícil sería ser diferente a todos. Para hacer más preciso este igual a todos o diferente a todos, les voy a contar esto que me pasó.
Frecuentaba yo las calles de Palermo, cuando el frío me tocó el hombro. Sin dudarlo, pregunté en qué podía ayudarlo. Algo consternado, aburrido e indeciso me miró, y desató la maraña de pensamientos que siglos habían enredado. Es que yo busco gente que relinche. Desorbitada respondí que hacia tiempo que no escuchaba gente que relinchara, con excepción de algún actor profesional o multitudes en casuales carnavales.
El Frió parecía desilusionado. Creyó, erróneamente, que yo habría de comprenderlo. Acomodé mi bufanda sobre mi cuello y continué mi marcha como cuando escapo de los vendedores de repasadores.
Pero Frío no quiso rendirse. Yo sé que no vas a entender, pero ya que me animé a hablar, tengo descongelarme. Curioso discurso el de aquel ser. De no haber sido yo, me hubiera reído, pero nunca tuve lucidez suficiente como para captar el tipo de humor en un primer encuentro. A mí me mandaron para hacer sentir. La gente pasa, atolondrada, riendo, cantando, quejándose, discutiendo, llorando, despacio, temprano para poder escaparme. Cada una es una artimaña para escaparme. Yo los sigo, trato de quedarme más de lo posible, pero me esquivan. No pido que se entreguen a mi crueldad e intensidad. Pido que dejen de hablar de mí para no pensarme.

sábado, 7 de julio de 2007