las ocho Claudio cerró con llave la puerta de la calle. ¡Cornelia!. Mi nombre me
hace reír. Qué quieres, en los momentos más trágicos me río o enciendo un
cigarrillo y me echo al suelo y te miro como si nada malo tuviera que suceder.
Ciertas posturas nos hacen creer en la felicidad. A veces estar acostada me hizo
creer en el amor.
Cornelia frente al espejo. Silvina Ocampo
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