Cuenta la química que exponer al fuego cualquier material
que contenga carbono, haciendo que alcance cierta elevada temperatura (que no
consigo recordar y supongo que depende del material) sea este de cualquier
tipo, queda reducido a cenizas. Basta con haber amado más que con haber tenido
alguna clase de química para conocer y recordar esta regla. Mas el amante y no
tanto el químico olvida la segunda parte que si bien no es más importante, es memorable.
Si estas famosas cenizas restantes son expuestas nuevamente al fuego, lejos de
revivirlo en su forma elegante soberbia y ágil, sólo se pierden dispersándose
vagamente en infinidad de partículas, confundidas, sin dirección y sin ninguna
intención de quedarse.
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